Testimonios:
Cuando me embarqué en este curso para mujeres, me dije a mí misma que al menos iba a hacer un maravilloso viaje al Mar Rojo, a nadar con delfines y a pasármelo en grande con mis amigas. Me encanta nadar, experimentar esa sensación de libertad, sentir el agua deslizarse sobre mi piel, descubrir las maravillas del mundo submarino. Pero lo más extraordinario fue esta comunión con este universo submarino, ojo a ojo con rayas observadoras, peces multicolores y corales. Deslizarse por el agua para unirse al grupo de delfines, unirse a ellos o dejarse sorprender por ellos, verlos venir de frente, acoger sus miradas, sus ganas de jugar, de bailar; dejarse rozar por ellos, verlos alejarse y continuar siguiéndolos y observándolos durante un rato. Luego, cada día, con ganas de volver a verlos, reconociéndolos por sus heridas, sus aletas, su tamaño... Momentos excepcionales y mágicos que jalonaron la jornada. Las actividades, los talleres, los bailes y la respiración con las demás mujeres me ayudaron a acceder y comprender cómo había establecido un contrato de supervivencia que caracteriza mi forma de funcionar. Este aspecto de mi personalidad (ayudar a los demás) unido a estrategias (ideales, perfeccionismo) y ciertas creencias no me daban el equilibrio que deseaba en mi vida personal ni a veces con los demás y mis allegados. Estos talleres también me revelaron que ciertos aspectos de mi personalidad que habían permanecido en la sombra (ligereza, creatividad) me llenaban y merecían ser experimentados más plenamente, permitiéndome vivir en mayor armonía y equilibrio conmigo misma y con los demás. Comprender el tipo de mujer que soy y mis dilemas también me permite abrazarlos y vivir más plenamente mi feminidad. ¡He descubierto el paso sabio hacia mi tierra prometida! El grupo de mujeres nos empodera, nos permite co-descubrirnos a nosotras mismas; nos apoya en la toma de decisiones para realizar cambios concretos en nuestra vida cotidiana. Aprecio la profesionalidad de Stéphanie y el marco tranquilizador que ella y Alice han establecido para este trabajo interior con otras mujeres, ¡y me ha gustado mucho cómo se complementan! ¡Un verdadero regalo para uno mismo y para los demás!
Catherine A.
Tanto si sientes que te va bien como si no, este viaje es un regalo que te haces a ti misma, casi me apetece decírtelo, porque tú lo vales, toda una vida de mujer cuidando de los demás, corriendo de un lado para otro, sin tomarte nunca tiempo para ti, una necesidad repentina de volver a ti misma, de entender por qué a veces no te va bien, de marcarte objetivos para ser feliz, sencillamente. volver a nosotras mismas para entender por qué nos sentimos mal a veces para fijarnos objetivos de felicidad simplemente es sólo un paréntesis en nuestras vidas un momento suspendido pero si vamos al final de la experiencia volvemos transformadas y poco a poco podemos transformar nuestras vidas.
Nathalie P.
Aquel viaje a Egipto fue una revelación para mí. Fue uno de los primeros pasos importantes en el camino hacia el encuentro conmigo misma y, sobre todo, hacia el amor y el respeto por mí misma. Me encantó. Fue una experiencia reveladora maravillosa para mí. Si pudiera, lo repetiría mañana mismo para continuar mi evolución mental, física, emocional y espiritual.
Morgane M.
Pasé una semana en el barco cuestionándome la forma en que interactuaba con los demás, la forma en que me comportaba para poder estar siempre ahí y presente para los demás... No fue fácil cada día, trabajar sobre mí misma y asumir lo evidente: atreverme a pedir lo que necesitaba y escuchar de verdad mis sentimientos y, sobre todo, aceptar.
Lisa M.